martes, 7 de agosto de 2018

¡A la cuarta va la vencida!


Sí sí, el título lo dice todo. ¡¡ESTOY EMBARAZADA!!. Os voy a poner al día porque me cuesta ponerme con el blog y han pasado muchas cosas desde la última entrada.

Como os dije en la entrada anterior, decidí hacerme un estudio de trombofilias por lo privado y me recetó heparina y adiro.

Bien, pues los pinchazos de heparina no son como los del Menopur/Puregon...son bastante más dolorosos. Y además he tenido la tripa llena de moratones. Luego ya le fui cogiendo el truquillo y los moratones eran cada vez más pequeños pero me han llegado a salir algunos que me ocupaban media barriga.

Todo el proceso de la inseminación ya lo sabéis y esta vez lo único que cambió es que por la noche me pinchaba las hormonas y por la mañana la heparina. Un poco rollo, pero bueno, no sé si habrá sido por eso o no pero el caso es que la beta dio ¡¡POSITIVA!!

Por cierto, iba con dos folículos maduros, grandotes y con buena pinta los dos. Así que, ya sabéis, preocupación por el posible embarazo múltiple, pero la verdad es que me preocupaba menos que otras veces. Después de 3 intentos anteriores fallidos, le empezaba a ver ventajas a tener mellizos.

He de decir que la beta me dio un resultado bajito (83). Positivo, sí, pero después de un aborto, un bioquímico y tanta información recibida y absorbida no me dejaban estar tranquila con ese resultado. Sabía que ese valor tenía que duplicar a las 48-72 horas para saber que el embarazo era evolutivo y correcto. Desde el hospital me dieron la cita para control gestacional sin más, no mandaron repetírmela, por lo que era buena señal que ellos lo consideraran un positivo fuerte.

Peeeerooooo...soy un poquito angustias y decidí repetirme la beta por mi cuenta. Costaba como 30 euros en una clínica cerca de mi casa, así que era algo asequible y allá fui 3 días después. El resultado de esta subió pero no llegó a duplicar por unos 20 puntos. No me lo podía creer...¿Es que no me iban a dejar pasar una temporada sin comeduras de cabeza ni cosas raras? ¿tenía que ser todo tan intermedio?
Pero ahí ya me planté y esperé a la cita de control del hospital. Que la obsesión tampoco es buena.

Pero hice una cosa más: Me hice dos test de embarazo de orina con intervalo de una semana entre uno y otro. Pensé que si la hormona subía la rayita rosa se vería más intensa en el segundo. ¡Y así fue!











La cita de control gestacional la dan a las 7 semanas.
Os podéis imaginar los nervios.
La última vez que pasé por esa eco había embrión chiquitín pero no latido.
Esta vez, una vez que la dra se pone a ello mi cabeza estaba como en una nube; no quería pensar en nada pero pensaba que podría pasar lo mismo. Además, antes de decir nada lo que hace es mirar ella y, claro, tarda un rato. No sé cuánto porque seguro que a mí se me hizo más largo de lo que en realidad fue.
De repente la Dra empieza a girar la pantalla y le dice a mi madre que puede acercarse a verlo y según lo hacía pregunté que si estaba todo bien. Su respuesta fue:

-¡Pues claro!
-¡Ay! es que la última vez no fue así.

Y ahí estaba: una manchita a la que se le podía oír el latido.

¡Era uno! ¡Un solo embrión!

Así que me dieron el alta en Reproducción y me dijeron que cogiera cita para Obstetricia, pero como quiero llevar el embarazo en el Hospital de Torrejón (porque vivo aquí), no pedí cita allí. Si no que pedí cita con mi doctora de cabecera para que me derivara.

Y en la siguiente entrada os cuento más.

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